Octubre es el Mes de Concientización sobre el Cáncer de Mama.

¿Por qué no podemos cambiar los factores de riesgo del cáncer de mama como la edad, el hecho de ser mujer y los genes? La respuesta a esta pregunta sería inimaginable, pero lo cierto es que no lo sé.  En este momento lo que sí  sé  es que la inactividad física, ser fumador y  malos hábitos alimenticios  están asociados a un mayor riesgo de desarrollar cáncer de seno y que podemos modificar y así podríamos reducir el riesgo de padecer cáncer de mama.
Los fitoquímicos son sustancias en las plantas que proporcionan beneficios para la salud más allá de lo que es la nutrición.  Los fitoquímicos imparten color a las frutas y verduras, son antioxidantes, y ayudan a proteger y regenerar nutrientes esenciales y al mismo tiempo pudiesen desactivar sustancias nocivas causantes de cáncer. [1]
El alimentarse saludable es como una receta de cocina porque requiere una pizca de buena voluntad y deseo y más de tres porciones de planificación, preparación y disciplina.  La alimentación saludable  se puede manifestar como un arco iris, todos los colores que nos da la naturaleza que por cierto aquí tenemos algunos  ejemplos:
El color azul: berenjenas, arándanos, moras y ciruelas. Cuanto más oscuro sea el color, mayor será la concentración de antocianinas,  las cuales se relacionan a un riesgo menor de cáncer.
El color verde representado por los vegetales crucíferos como el brócoli, la col, la coliflor y las coles de Bruselas. Éstos contienen compuestos de azufre asociados con un menor riesgo de cáncer, además proveen vitamina C, fibra, calcio y ácido fólico.  Suponiendo que no son nuestras favoritas, pero si combinamos verduras crucíferas crudas o cocidas con otras verduras que sean nuestras  favoritas estamos añadiendo grandes beneficios nutricionales a nuestro plato del buen comer. 
La combinación del amarillo verdoso: aguacate, kiwi, pistachos, espinacas y otras verduras de hoja verde, las cuales son ricas en luteína, la cual protege en contra de la degeneración macular.
El color rojo: representado por  tomates, productos de tomate, la sandía, la guayaba y los arándanos todos ricos en licopeno, el cual es un antioxidante bastante eficaz.
La combinación de amarillo-naranja: este grupo es rico en beta-caroteno el cual se convierte en vitamina A en el cuerpo.  La vitamina A juega un papel muy importante para una buena visión y un sistema inmune saludable. Así que a disfrutar de los apetitosos mangos, melones, albaricoques, camotes, y las crujientes zanahorias.
La asociación del color con los fitoquímicos es relevante y es una buena guía para seleccionar frutas y verduras al ir de compras.  Sin embargo, los flavonoides, que son antioxidantes muy potentes, son por demás incoloros.  Los flavonoides ayudan a reducir la formación de radicales libres y del daño que éstos pudiesen ocasionar, y por consiguiente contribuyen a la prevención del cáncer.
Una vez más  hay que mantener en mente que una dieta llena de color nos ayudará a disminuir el riesgo de cáncer, incluido el cáncer de mama. Solo hay que hacer uso de nuestra creatividad y entusiasmo descubrir hasta donde podemos llegar.  Por ejemplo  al agregar manzanas picadas y albaricoques a la sopa de lentejas, además de darle una apariencia apetitosa,  la hará deliciosamente irresistible. Agregar a cualquier  ensalada zanahorias ralladas, champiñones rebanados, pimiento verde, amarillo y rojo hará el mismo efecto. La imaginación y la creatividad no cuestan un centavo, un plato colorido es definitivamente nutritivo y, a corto y largo plazo, es una buena oportunidad para invertir nuestro tiempo y dinero.

Por Araceli Vázquez, MS, RDN, LD

[1] Produce For Better Health Foundation. https://pbhfoundation.org/about/res/fv_res/pic Accessed October 16, 2018